Llevábamos 7 días enteros viajando por toda Islandia. Durante toda esta semana habíamos comido y dormido en nuestra queridísima furgoneta. Habíamos tenido 7 días de sueños cumplidos, paisajes sacados de otro planeta y un sin fin de aventuras. Estaba claro: el viaje había superado nuestras expectativas y, con mucha pena, hoy nos levantábamos en el último apartadero en el que dormiríamos en medio de los preciosos paisajes islandeses antes de partir hacia la capital.

Reikiavik
No es nuevo que a nosotros lo que más nos gusta sean los viajes en los que la principal protagonista es la naturaleza. También, en menos medida, nos gusta la ciudad. Es más, vivimos en ella y no contemplamos (por el momento) vivir lejos de ella, pero a la hora de viajar lo primero que se nos pasa por la cabeza es conocer más caras de la impresionante Madre Tierra. No concibo un viaje sin que aparezca representada de alguna forma la inmensidad de la naturaleza de nuestro planeta. Islandia había puesto ‘los puntos sobre las íes’ en este sentido y sólo nos quedaba conocer su capital. Reikiavik nos esperaba con los brazos abiertos pero nosotros ya la mirábamos desde lejos con cierto recelo. Lo mejor del viaje había terminado.

Atardecer en Reikiavik
BIENVENIDOS A REIKIAVIK
De camino hacia la ciudad hicimos tres paradas. No os las voy a contar en este post (ni en ningún otro) porque salvo la parada que hicimos para ver caballos, no merecen la pena ni una pizca. Una de ellas fue la Laguna hirviendo y la otra un hotpot que vimos en la web en el que estaba prohibido bañarse (y no tenía mucho encanto). Lo mejor que hicimos fue continuar la ruta directos a la ciudad. En este mapa os marco el recorrido que debéis tomar para llegar a la piscina en la que comenzamos el día y al primer punto que visitamos de la ciudad. Todo lo demás que hay que ver en Reikiavik os lo indico en el mapa de abajo.
Nos despertamos con unas vistas de escándalo otra vez vistas. Habíamos pasado una noche súper tranquila en medio de la nada. Recordábamos cómo los primeros días parábamos las furgo en lugares inhóspitos para dormir y nos dormíamos con un ligero miedo (totalmente irracional), no sé si sería al silencio. Eso ya estaba superado, ahora el miedo era peor: nos habíamos acostumbrado a dormir arropados por la naturaleza ¿qué iba a ser de nosotros cuando llegáramos a Madrid?.
En poco más de 2 horas ya habíamos llegado a la ciudad desde la península de Snaefellsnes. Por el camino hicimos una parada para ver de cerca los preciosos caballos islandeses. ¡Menudo pelazo tienen! Deben estar tan acostumbrados a que la gente pare y les toque que se te acercan continuamente.
Necesitábamos una ducha, pero todas las piscinas municipales por las que habíamos pasado estaban cerradas y hasta las 11 am (aprox) no abrían. No nos quedó más remedio que llegar hasta la ciudad con la esperanza de encontrar un lugar en el que poder ducharnos. Decidimos mirar en la web de inspiredbyiceland.com los campings para furgonetas cercanos a la ciudad. Como de costumbre, los que encontramos estaban cerrados a esas horas y hasta las 5 de la tarde no abrían las duchas. Seguimos dándole vueltas al asunto y decidimos probar suerte en una piscina municipal de la ciudad… ¡estaba abierta! Así que ahí que nos lanzamos a disfrutar de un buen baño y darnos y ducha relajante.
QUÉ VER EN REIKIAVIK
En el siguiente mapa os he marcado todos los lugares que me parecieron interesantes, desde calles para recorrer, monumentos, la iglesia principal, etc., hasta los mejores sitios para comer (desde mi humilde opinión). A continuación os detallo más información sobre estos lugares tan chulos que ofrece la capital islandesa.
LAUGARDALSLAUG
Uno de los mejores planazos de Islandia. Y cuando digo uno de los mejores es que realmente os recomiendo que vayáis a esta piscina, sobre todo si aún tenéis »a flor de piel» vuestro lado más infantil. El funcionamiento de esta piscina es como el de todas las demás. Entras, compras el ticket (en esta es una pulsera), pasas por el vestuarios, cumples con las normas de higiene (dúchate, no me seas) y al agua patos. Evidentemente, está al aire libre, como todas. Y en este caso hay varias alternativas. Lo mejor es que hay un tobogán gigante con forma de tubo en espiral en el que no sólo se pueden montar los niños, ¡también los adultos!. No sabéis cómo nos lo pasamos. Una vez que te tiras por el tubo, pasados unos segundos se pasa por una zona en la que vas descendiendo completamente a oscuras. De repente aparecen unos destellos y antes de que lo pienses el tobogán te ha escupido en el agua. ¡Divertidísimo!
Rodeando a esta piscina se encuentran otras más pequeñas y tranquilas de temperatura más caliente donde verás a los islandeses sentados, leyendo un libro, tomando el sol, durmiendo… (sí, durmiendo). Merece mucho la pena relajarse aquí un rato.
Después de este momento tan agradable y divertido en la súper piscina llegamos al centro de la ciudad. Al tratarse de viernes Santo, día festivo, los parquímetros eran completamente gratuítos (los domingos también lo son). Así que aparcamos la furgo y comenzamos a visitar la ciudad caminando.
LAGO TJÖRNIN

Tjörnin
Fue justo al lado donde aparcamos la furgo. Este precioso lago, muy típico en las ciudades de centro Europa, está lleno de patos y cisnes. Una estampa muy bonita que siempre dota de cierto encanto a las ciudades. Muy cerquita de éste encontraréis algunos restaurantes. Nosotros aprovechamos para comer por esta zona, luego os hablo del restaurante, el Icelandic Street Food.
IGLESIA HALLGRÍMSKIRKJA
Esta iglesia, de estilo expresionista, es uno de los iconos principales de Reikiavik. Se encuentra en una plaza a la que se accede desde varias calles principales. Si peculiar construcción la dota de originalidad. Es posible subir hasta arriba para ver desde lo alto toda la ciudad. Nosotros, que hicimos este viaje completamente low cost, no pagamos la entrada así que no pudimos entrar.
SUN VOYAGER (VIAJERO DEL SOL)

Viajero del Sol
Esta particular escultura con forma de raspa de pescado, es una oda al sol. La intención de su autor era representar «un bote de los sueños», dando lugar así a la libertad, a los sueños y la esperanza. Un monumento que comparte los principios de cualquier viajero.
The Icelandic Punk Museum

Museo del Punk
Un museo diferente, el museo de la música Punk. Su entrada se encuentra en unas escaleras que descienden hacia el subsuelo cuyas paredes están llenas de carteles y pegatinas de grupos y conciertos. No entramos, pero parecía ser bastante original.
TIENDAS
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FOTOGRAFÍ

Fotografí
Esta fue una de las tiendas que más me gustó de Reikiavik. Está llena de fotografías antiguas y montón de cámaras y otros artilugios fotográficos antiguos. Toda una reliquia.
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Hrím

Hrim
Esta otra tienda es de decoración y me pareció preciosa. En ella venden souvenirs un poco diferentes y además tienen un montón de detalles viajeros como mapas, bolas del mundo y libros muy interesantes. ¡Muy recomendable!
REIKIAVIK POR CALLES
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LAUGAVEGUR

Laugavegur
Considerada la calle de las tiendas, es imprescindible perderse por ella, pues todas las tiendas más chic de Islandia se encuentran es esta vía.
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KLAPPARSTÍGUR

Klapparstígur
En esta calle vimos unos cuantos bares para tomar algo, bares de copas, pubs… Parecía tener buen ambiente. No lo conocimos porque no teníamos presupuesto para ello, pero nos quedamos con las ganas. Una pena.
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SKÓLAVÖRDUSTÍGUR
Esta otra calle te llevará derecho hacia Hallgrímskirkja. Te recomiendo que llegues hasta la iglesia a través de ella, pues verás numerosos cafés de lo más originales y tiendas en las que querrás comprártelo todo. Además, esconde un arto urbano de lo más bonito por cada esquina.
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Perderse por las calles de Reikiavik
Como siempre os recomiendo, lo que más me gusta de las ciudades es recorrerlas sin mapas. Fue de esta manera como encontramos y descubrimos enormes grafitis por cada parte.
DÓNDE COMER Y TOMAR ALGO
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Icelandic Street Food

Icelandic Street Food
Este fue el lugar en el que comimos nada más llegar. Sólo tienen 3 o 4 platos principales ¡y está de rechupete! Yo me comí la sopa de cordero metida dentro de un pan y Mario se pidió el plato de pescado. El lugar es bastante pequeño y lo mejor es que tiene dulces por todas partes ¡y los puedes coger y comer de forma gratuita! Los precios son asequibles. Pagamos menos de 20 euros cada uno.

Nuestra comida
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Bæjarins Beztu Pylsur
¡Los perritos más ricos del mundo!
Los mejores perritos calientes de todo Islandia y probablemente del mundo se hacen en este puesto callejero. Aquí fue donde cenamos, y no sólo uno, ¡sino dos!. Están verdaderamente ricos, pero de ahí a que sean los mejores… Yo te diría que sí, pero que lo diga un experto en hot dogs. A mí no me van tanto y los he comido en ocasiones contadas- reconozco que estos me chiflaron.
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Café Babalú

Babalú
En esta preciosa cafetería nos tomamos una coca cola con unos amigos con los que coincidimos en Reikiavik. El lugar es de lo más espectacular. La decoración es como la de la casa de una abuela con el Síndrome de Diógenes pero controlado. Todo está lleno de postales, fotografías, estatuíllas, figuritas y bastantes antigüedades. El baño es lo más: cuando entras parece que estás en la Guerra de las Galaxias, los personajes de esta película decoran sus paredes, se encienden unas luces fluorescentes y comienzan a sonar sonidos y la música de la película. Brutal.
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Brauð & Co.

Braud & Co
La fachada ya invita a entrar, pero nosotros nos quedamos con las ganas. Una pastelería que ya desde la calle se huele como debe de estar de rica. Si vas ya me contarás qué te parece.
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Después de este día tan intenso de caminatas por la ciudad, nos fuimos con la furgo hacia el lugar en el que la alquilamos y dormimos ahí. Al día siguiente salía muy temprano nuestro avión a Madrid y con mucha pena nos despediríamos de la magia islandesa y de la que había sido nuestra casa durante más de 8 días. La Aurora Boreal brillaba por su ausencia una noche más, ahora sí que sabíamos que ya no volveríamos a verla pero siempre recordaríamos la noche en que bailó con sus mejores galas para nosotros.
…
¿Pensabas que Reikiavik tenía tanto que ofrecer? es cierto que nosotros lo vimos en un día y nos fue suficiente. Esta ciudad nos sorprendió bastante. No habíamos mirado nada, sólo conocíamos su famosa iglesia y el Viajero del Sol. Descubrir su arte urbano y sus tiendas nórdicas nos hizo quererla un poquito más. Podemos decir que el final estuvo a la altura del viaje. Sin duda Reikiavik nos encantó.
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Increíble!
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