«Mientras el corazón late, mientras el cuerpo y alma siguen juntos, no puedo admitir que cualquier criatura dotada de voluntad tiene necesidad de perder la esperanza en la vida.»
Viaje al centro de la Tierra – Julio Verne
Hoy comenzábamos el día de muy buen humor y con bastante intriga. A esas alturas del viaje, la ruta ya la montábamos sobre la marcha porque cuando organizamos en Madrid el viaje nos quedamos a medias. Estábamos hartos de medir distancias y al final decidimos dejarnos llevar por las carreteras y las maravillas naturales (creo que hicimos muy bien). De vez en cuando, en las horas que pasábamos conduciendo, mirábamos algún blog para ver si había algo interesante de camino. Todo lo demás lo metemos dentro del concepto de la palabra serendipia.
Este día va a estar lleno de momentazos y de lugares realmente espectaculares. Toma nota de todo, mucha gente se plantea olvidar esta parte de la isla y para nosotros fue la gran sorpresa de Islandia. Un día realmente productivo, aprovechado y sobre todo lleno de momentos disfrutones que nos sitúa a varios parajes y monumentos naturales dentro de nuestro top 10 de cosas bonitas. ¿Te lo vas a perder? ¡quédate de viaje con nosotros!
VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA
Julio Verne comienza su libro»Viaje al centro de la Tierra» en Islandia. En concreto, habla de un lugar que se encuentra en la península de Snaelfelsness: el Volcán que lleva el mismo nombre. La verdad es que no nos extraña: esta península está llena de magia por todas partes. Además de los troles y gnomos que muchos islandeses aseguran haber visto, todo lo que se expande por la tierra deja tus sentimientos pendiendo de un hilo, sobretodo porque no te lo esperas, uno va caminando y, de repente, ¡BOOM!, aparece algo sorprendente. (Islandia, ¿dejarás algún día de jugar con nuestros sentimientos?)
Esta es la ruta del día de hoy. En ella os indico todos los lugares que visitamos nosotros, lo cuales recomendamos encarecidamente.
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Glaumbaer: unas casitas de lo más peculiar
Este ‘pueblo’, por llamarlo de laguna manera, alberga unas casas preciosas. Para nosotros fueron las más bonitas del viaje. Las fotos hablan por si solas:

Glaumbaer

Glaumbaer
Se encuentran en el desvío de la carretera 75 desde la 76, que es la carretera que cogemos desde Hofsos, nuestra última visita que podéis ver aquí. En total se tarda unos 40 minutos y como seguramente tengas que tomar la Ring Road de nuevo, este lugar pilla de camino, muy cercano a la carretera circular. Sin lugar a dudas, este sitio merece totalmente la pena.

Glaumbaer
2. Hvitserkur: el rinoceronte del mar
Nos esperaban varios kilómetros para llegar hasta esta enorme roca con forma de rinoceronte que se encuentra en el mar. Tras visitar las preciosas casitas con tejados de césped, pusimos rumbo a Hvitserkur. Circulamos por nuestra carretera favorita (Ring Road) durante 1 hora hasta llegar al desvío de la carretera 716 y mñas adelante la 711. Todo este último tramo es de carretera de gravilla, así que armaros de paciencia. En total, el tramo sin asfaltar se hace en un tiempo estimado de 30-35 minutos (en camper van).

Hvitserkur
Una vez aparcamos la furgo, ya desde el mirado que hay frente al parking se ve el precioso rinoceronte en la orilla del mar. Para llegar hasta él basta con bajar por el terraplén de arena (o de barro si ha llovido) con mucho cuidado porque resbala, y una vez abajo ya eres libre para caminar hacia la orilla, dar un paseo o, si eres un valiente, bañarte en las heladas aguas del Atlántico norte. Disfrutarás como un/a enano/a solo con ver esta escultura natural.
3. Kirkufell.
Nuestra siguiente parada era uno de los lugares más emblemáticos de Islandia: Kirkufell, una montaña picuda que se llena de magia durante las noches que aparece la Aurora Boreal. Para llegar hasta aquí estuvimos conduciendo durante bastante tiempo, en concreto más de 3 horas. Para llegar encontrarás dos opciones en tu navegador. Nosotros fuimos por las carreteras que están al norte, las que van bordeando al mar. Éstas tienen bastantes tramos sin asfaltar, en su mayoría son carreteras de gravilla. Este día fue el más pesado para la conducción. Desde el rinoceronte de piedra, hay que volver a la Ring Road para más adelante coger la carretera 59 y posteriormente la 54. Es importante que mires el estado de las carreteras, de estar cerrada alguna de estas dos, podrás ir por la Ring Road durante más kilómetros para coger desde el sur la 54 y dirigirte hacia el norte.

Laguna cerca de Kirkufell
La imagen de este lugar más famosa está hecha desde uno de los extremos de las cascadas que se sitúan en frente. Durante la época de invierno, el color que predomina en este lugar es el marrón en lugar del verde que aparece en la mayoría de las fotos bonitas de este lugar. A nosotros nos decepcionó: nos faltó luz. A lo mejor con un buen atardecer de fondo hubiera sido la bomba, pero vista la cantidad de gente que había y que el color que lo adornaba no acompañaba, nos quedamos un poco chafados.

Kirkufell
Mientras estábamos bordeando las pequeñas cascadas que se encuentran en frente de Kirkufell, vimos a dos turistas españoles metidos dentro de las cascadas, una zona que estaba delimitada con vayas. No solo estaban llamando la atención, si no que se dedicaban a tirar piedras (menudo par de gilip*llas). Una nueva situación para hacernos reflexionar sobre el turismo responsable.
4. Gruta de Raudfeldsgja
Ya habíamos entrado en la península de Snaefellsnes y a partir de este momento no teníamos muy claro lo que íbamos a conocer. Nuestra primera parada fue en la Gurta de Raudfeldgja, un lugar que nos había recomendado un amigo nuestro. Se trata de una grieta que se abre paso entre montañas y te permite la posibilidad de entrar a investigar qué se cuece dentro. Es fácil llegar, el parking se encuentra al lado de la carretera 54, la misma por la que llegaste a Kirkufell.

Vistas desde lo alto de la gruta
Cuando nos bajamos del coche cometimos el error de no ponernos lo crampones y comenzamos a subir la montaña hacia esa grieta de la que os hablaba. Todo el suelo era nieve congelada y nada más empezar a subir por la grieta, comenzaron los resbalones. La subida es bastante empinada, al estar llena de hielo hacía muy complicada el ascenso y aún más la bajada. Aún así subimos hasta la primera parada: la cuesta de subida descansa en un espacio un pelín más abierto por el que entran algunos rayos de luz. Fue en ese lugar cuando decidimos dar media vuelta. Comenzamos a bajar de culo (literalmente) y al llegar al coche, Mario se quedó con la sensación de que algo nos estábamos perdiendo por no subir. El caso es que nos daba pereza ponernos los crampones y volver hacía arriba, así que pusimos rumbo a Arnastapi.

Gruta de Raudfeldsgja
El siguiente punto de esta entrada trata de lo bonito que fue visitar Arnastapi, pero vamos a hacer un adelanto porque algo nos decía que teníamos que volver a Raudfeldsgja, así que.. ¡¡volvimos!! y te voy a contar cómo fue nuestro retorno y si mereció la pena seguir explorándolo.
Esta vez bajamos de la furgo con los crampones puestos y comenzamos de nuevo la subida. Sabíamos que aun con crampones la bajada sería complicada, pues al no ser profesionales, las cadenas y mini picos de metal que decoraban las suelas de nuestras botas no eran suficiente para quedarnos enganchados al hielo. Pero nos dio igual. Pasamos varias zonas más o menos abiertas tras subir por la empinada y estrecha cuesta hacia arriba hasta que de pronto nos encontramos un escenario de lo más peculiar: ¡unas estalagmitas de hielo inmensas!.
Esa sensación de saber que algo nos estábamos perdiendo era real. De nuevo estábamos en un lugar verdaderamente sorprendente. Estábamos metidos en el interior de una montaña literalmente, donde la única luz que nos iluminaba eran los rayos de sol que se colaban por los recovecos. Y lo mejor: sólo nos acompañaban unos enormes bloques de hielo que nos dejaron completamente anonadados.
5. Arnastapi
Continuando hacia el oeste por la 54, llegamos a Arnastapi, conocido por albergar una preciosa zona de acantilados con formas caprichosas. El sonido del mar y de las gaviotas hacen de este lugar un sitio puramente estratégico para relajarse y observar detenidamente el horizonte.

Acantilados de Arnastapi
Una de las cosas más impactantes de Arnastapi es el gigantesco arco de piedra en el que puedes subir. Nosotros lo conocimos de casualidad. Mario me había hecho una foto mientras yo creía que me encontraba al borde de un acantilado. Sin embargo, cuando vi la foto, fui consciente de lo que se encontraba bajo mis pies: no había un simple acantilado, si no que estaba sobre uno de los lugares más alucinantes del viaje, sobre un inmenso arco de piedra. Te aseguro que se me pusieron los pelos de punta. Este desconocimiento inicial, nos ha obligado a poner este arco en el artículo que escribí sobre las 10 mejores cosas que ver en Islandia.

Arco de piedra de Arnastapi

El otro lado del arco de piedra
6. Búðakirkja: la iglesia negra.
Retrocediendo hacia el este, por la misma carretera (la 54) rápidamente se llega a Búðakirkja, una preciosa iglesia negra acompañada del mar, las montañas y el cielo. Para mí fue la iglesia más bonita de todas las que vimos en Islandia, no sólo por su color si no por el panorama que la acompaña. Además, nosotros le sumamos la magia de la hora dorada: uno de los mejores atardeceres que vimos fue sobre el cielo de esta preciosa iglesia negra.
Con este precioso atardecer finalizaba nuestra etapa de hoy por Islandia. Hoy nos íbamos a dormir en un apartadero, como siempre, pero más apenados que nunca: las visitas por la naturaleza islandesa habían finalizado. Al día siguiente concluiríamos el viaje en la capital, Reykiavik, y sabíamos que lo mejor ya había terminado.

Atardecer desde la iglesia negra
Nuestra siguiente jornada por la ciudad más importante de Islandia está a punto de comenzar. Descubriremos rincones con arte callejero, bares originales y otras cosas bastante bonitas de la ciudad…
¿Nos acompañas a Reykjavik?
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Increíble tu ruta, algún día iré por ahí!
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¡Muchísimas gracias! Ojalá lo conozcas, te encantaría 🙂
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Espero visitarlo algún día.
Bellas fotografías!
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Muchísimas gracias Loreto! Tienes que visitar Islandia, te encantaría 😍 un abrazo, viajera!
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